Escucho como el viento me llama
corriendo, galopando para llevarme lejos.
Moviéndose sobre la espuma del mar
danzando y dibujando sobre la arena.
Abecés agresivo, golpeando las hojas, gastando las rocas.
En ocasiones puedo escuchar el susurro de sus palabras hablándome al oído
con delicadeza casi fragilidad acaricia mi rostro
refresca mis labios pero a la vez me deja
siento un eco en mi cuerpo tras su partida
como el de una ***** al irse y saber que talvez no volverá.
Pero cuando no hacemos a esa idea
vuelve impertinente sin importar que estemos preparados
imprudente y descarado
casi tanto que me podría enamorar.